El Kiai es uno de los factores más importantes que debemos tener en cuenta al ejecutar «todome waza». Si lo hacemos correctamente estamos destruyendo a nuestro oponente mental y físicamente, pero para ello, tenemos que cumplir con ciertos requisitos. Nuestra respiración, la postura, el control del tanden, son elementos básicos que nos ayudarán a ejecutarlo de manera adecuada. Muchas veces en nuestra práctica diaria, confundimos gritar fuerte con realizar kiai. Años atrás para uno de mis exámenes, presente un trabajo justamente sobre éste tema. El trabajo mencionaba a Frederick Matthias Alexander (actor australiano), quien de pronto se encontró con graves problemas respiratorios, los cuales lo dejaban sin voz y no podía continuar actuando. Realizó estudios sobre si mismo, y descubrió que su problema provenía de su propio cuerpo, su mente y la forma en que respiraba. Tenía una postura inadecuada para sus funciones, su mente estaba preocupada por no quedarse sin voz en medio de la obra, y su forma de respirar eran el eje de su problema. Para ello, luego de un profundo análisis, concluyó que debía tener una postura correcta, con la espalda recta, los hombros relajados, la cabeza debía estar suspendida del cielo, su respiración debía estar paralela al suelo, y controlada desde su tanden, con ello, logró mejorar su voz y por consiguiente sus actuaciones.

Hoy, me encuentro con éste artículo, que me parece muy interesante y comparto:

Kiai según Taisen Deshimaru

– El kiai, grito cuya fuerza vibratoria paraliza al adversario durante un instante, puede compararse al kwatz de los Maestros Zen Rinzai, que sirve para producir un choque y despertar al discípulo. En mi opinión es inútil repetirlo sucesivamente; una vez es suficiente pero una verdadera vez. Lanzad pues este grito de una manera total, que salga del hara, del bajo vientre, de ese lugar al que los japoneses llaman kikai: el océano de energía. Para esto, hay que aprender la respiración Zen que es también la del Budo: expirar lentamente, lo más profundamente posible. Al final de la expiración, la energía esta en su punto culminante. El kiai es la mezcla de esta expiración con una voz fuerte; es necesario que el sonido ascienda de una manera naturalmente profunda. Para esto, evidentemente, hay que saber respirar, lo cual es raro.

Kiai se descompone en ki: energía y ai: unión; significa pues la unión de la energía. Un solo grito, un solo instante en el que se encuentra todo el espacio-tiempo, todo el cosmos.
¡Kiai (El Maestro Deshimaru lanza un grito aterrador, un rugido que sorprende a todo el mundo, y después estalla en risas).

Pero en el kiai que se lanza en los dojos de artes marciales, nunca se encuentra esta fuerza: de hecho, la gente lanza gritos modulados según su personalidad, hacen decoraciones sonoras. No hay nada de auténtico ni de bravo en eso. Ninguna fuerza. Canto o ruido: es todo. Nada de ki en sus kiai ¡Nada de energía!.

– ¿Por qué?.

– ¡Porque no saben respirar!. Nadie les ha enseñado. Y además, es muy largo saber explicar a la manera de un verdadero maestro de Budo o de Zen. ¡No es la altura de la voz lo que hace el poder del sonido!. ¡El sonido debe partir del hara, no de la garganta!. Observar como maúlla un gato o ruge un león: eso es el kiai. Entrenaros en la respiración, pero no busquéis obtener un poder mágico con vuestro kiai: tanto en la vía del Budo como en la del Zen, hay que practicar, lo repito, sin meta ni espíritu de provecho. Ahora bien, la mayoría de las gentes siempre quieren adquirir algo, buscan tener en lugar de ser.

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Author: Pequeños Universos

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