Velocidad y otros conceptos en la práctica del Budo

Interesante artículo para leer y analizar.
Trata en este caso sobre Iaido y Kendo, en el Budo hay un tronco común y debemos aprender de todos y con todos!.
Buena lectura!
Autor: Gonzalo Tihista 5º Dan Kendo – 4º Dan Iaido.

Velocidad y otros conceptos en la práctica del Budo

Comienzo a escribir este artículo a raíz de la inquietud de un estudiante de Iaido y Kendo. El joven practicante, de poco más de veinte años, rompió el silencio después de un tiempo y se acercó con cierta vergüenza (quizá temiendo hacer una pregunta inapropiada o fuera de lugar). Estaba preocupado porque a pesar de entrenar fuertemente no lograba ser más “rápido”, mas “veloz” al aplicar una técnica a su oponente. Aquí comenzó una larga charla que intentaré presentar de forma amena.
Hay verdaderamente mucho para hablar con respecto a la velocidad, desde un punto de vista físico, bioquímico – energético, biomecánico, entre otros. Es muy interesante entender los procesos vinculados a la velocidad en el Budo y el deporte en general, además de que nos permitirá mejorar nuestro rendimiento. Para la alta competencia los atletas y especialmente los entrenadores deben considerar y entender todos los factores que están involucrados; no solo en cuanto a ejercicios físicos, de velocidad coordinación, etc. sino también, por ejemplo, la alimentación.
Definición y características de los diferentes tipos de velocidad
Comenzaré dando algunas definiciones y pautas generales que ayudarán a comprender mejor la complejidad del tema, así como a ilustrar con claridad cuáles son los factores que intervienen en la aplicación de una técnica desde el punto de vista de la velocidad.
Desde una mirada genérica la velocidad podría definirse como el cambio de posición en un determinado intervalo de tiempo. Enfocándonos más al tema de este artículo una definición más ajustada desde un punto de vista biomecánico es la de Grosser que, en 1992, a partir de una serie de análisis más detallados de los mecanismos humanos, define la velocidad como la capacidad de alcanzar –en  determinadas condiciones– velocidades máximas de reacción y de movimiento, en base a procesos cognitivos, máxima fuerza de voluntad y funcionalidad del sistema neuromuscular.
Velocidades, fuerzas y movimientos vinculados al Iaido, Kendo y artes afines

  1. Velocidad de reacción: capacidad de reaccionar en el menor tiempo posible frente a un estímulo.
  2. Velocidad de movimiento o de acción: capacidad de realizar movimientos acíclicos a velocidad máxima frente a resistencia baja.
  3. Resistencia de fuerza explosiva: es la capacidad del sistema neuromuscular para superar resistencias con una alta velocidad de contracción.
  4. Fuerza – velocidad: capacidad del atleta para superar una resistencia con una elevada rapidez de contracción. Es máxima cuando la musculatura no tiene resistencia y disminuye con el aumento de la carga.
  5. Acíclica: es la puesta en acción de la fuerza que se realiza como respuesta a una resistencia por inercia (cambio de dirección).

Ahora veamos qué ocurre con un joven de poco más de veinte años, con la velocidad que caracteriza a las personas de esta edad y con un buen entrenamiento físico de años de práctica, además de una correcta técnica. ¿Por qué no lograba llegar a aplicar una técnica a tiempo?
A pesar de ser muy rápido, es decir, de tener una velocidad de acción muy buena, no tenía una buena velocidad de reacción. Él comenzaba a moverse al ver que su oponente comenzaba a atacar y el asunto aquí es que cuando su oponente lanzaba el ataque, ya había tenido la idea; su cerebro ya había transmitido la señal a los músculos para comenzar a moverse. Por lo tanto, el joven estudiante siempre estaba un paso atrás, un proceso atrás. Un ataque promedio en Kendo es de 0,6 segundos, mientras que un ataque rápido es de 0,32 segundos. A estas velocidades el cuerpo no puede reaccionar si no existe una preparación, si no estamos preparados física y mentalmente.
La velocidad de acción es una propiedad del sistema musculoesquelético. La velocidad de reacción, además de compartir este punto, concede una importancia fundamental a la percepción, que es la manera en la que el cerebro recibe a través de los sentidos para formar una impresión consciente de la realidad física de su entorno.​ También describe el conjunto de procesos mentales mediante el cual una persona selecciona, organiza e interpreta la información proveniente de estímulos, pensamientos y sentimientos a partir de su experiencia previa, de manera lógica o significativa.
No alcanza con entrenar horas y más horas, hacer repeticiones interminables o ejercicios exhaustivos buscando mejorar los “reflejos” y la “velocidad” si no tengo un entrenamiento “sincero”.
Nuestra mente nos juega malas pasadas pero por buenos motivos. El cerebro busca automatizar ciertas funciones y acciones, y nos lleva una fracción de segundo retomar el control de lo que estamos haciendo. El hecho de automatizar algunas funciones nos ayuda a “descansar”, a no consumir tantos recursos. Ahora bien, aunque este proceso neurológico es el mismo, las consecuencias cambian drásticamente según la actividad que desarrollemos. Por ejemplo: un corredor de Fórmula 1 no puede “distraerse” o las consecuencias podrían ser nefastas.
El estrés ayuda a mantener el foco de atención sobre el problema en cuestión. Una persona promedio maneja un auto a 45 km/h y lo hace sin problema; sin embargo, a medida que aumenta la velocidad en ruta, el estrés aumenta haciendo que el campo visual disminuya. Esto lleva a una visión de “túnel”, centrando el foco de atención en el centro de la ruta y dejando de lado lo que ocurre en la periferia. Un piloto de Fórmula 1 (utilizando el ejemplo anterior) tiene más control sobre ese estrés y puede mantener un foco de atención mayor al de una persona promedio. Más allá de la facilidad natural o genética, el factor de entrenamiento es fundamental.
¿Cómo puedo mejorar la velocidad de reacción?

  • Primeramente mantener la iniciativa y la actitud mental de ir adelante. Si siempre tengo la iniciativa es más sencillo mantener el foco de atención y más difícil distraerse o darle alguna oportunidad a mi oponente.
  • “La intención es ataque”. No esperar el movimiento del oponente. Mantener los sentidos alerta para entender esa intención, concederle a la percepción la importancia que merece.
  • Estar listo física y mentalmente, ni el cuerpo ni la mente deben descansar. El sistema musculoesquelético y respiratorio deben funcionar en equipo generando una buena biomecánica, capaz de reaccionar en el momento en que el cerebro dispare el gatillo impulsado por la percepción. Tener la mente enfocada en todo momento y mantener los niveles de estrés controlados.

La práctica de kata en Budo es fundamental y cuando hablo de sinceridad en el entrenamiento me refiero, por ejemplo, a la manera en la que efectuamos kata. ¿Cuántas veces se hace kata respirando correctamente, con intención, aprovechando correctamente la oportunidad que me brinda mi oponente (compañero) y manteniendo activos los tres puntos anteriores?. En un combate dentro del Dojo es la misma historia. ¿Cuándo verdaderamente logramos no pensar en ganar sino en hacer lo correcto?. Pensar en ganar genera en nosotros automáticamente la idea de perder (aunque esta idea no esté en el plano consciente) porque, si puedo ganar es porque también puedo perder. Si existe la idea de perder entonces no apostaré todas las fichas (en términos lúdicos); por lo tanto, ese ataque ya no será “sincero” y con total entrega. Por ello, no resultará igual de efectivo.
Estos son los motivos por los que un Sensei de alta graduación y años de vida y entrenamiento logra aplicar una técnica sobre una persona joven, fuerte y veloz. Un Sensei que tuvimos con nosotros solía decir: “Ustedes son muy rápidos, pero para mí se mueven en cámara lenta”. Siempre nos reíamos porque realmente así era; con setenta y tantos años no había oportunidad de llegar antes que él.
 
Bibliografia:
GROSSER, M.: Entrenamiento de la velocidad. Ed. Martinez Roca, Barcelona, 1992.
 

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